¿Qué pesa más, la herencia o el ambiente? Este es un viejísimo debate que se retrotrae desde una época anterior a Darwin. Ambiente en este caso engloba todo: familia, sociedad, escuela... Hoy en día las posiciones se han suavizado y se adopta una postura intermedia. Como se dice en el libro “Inteligencia social”, la herencia y el ambiente son como los lados de un cuadrado: los dos son necesarios para calcular la superficie. Y el sujeto es la superficie, el resultado de ambos lados.
No obstante, en el caso de los niños con antecedentes de maltrato, abandono o desfavorecidos socialmente, me decanto por el hecho de que el ambiente ha tenido mucho que ver en ese resultado, ha pesado mucho más. Como nos dice Linden en el libro “El cerebro accidental”, “los aspectos a gran escala de las neuronas al interconectarse, que vienen determinados genéticamente, suelen ocurrir en general durante las primeras fases del desarrollo; en cambio, los detalles sutiles de la interconexión cerebral, que vienen determinados por el entorno, se presentan en fases posteriores. En el caso de los seres humanos, el período en el que la interconexión cerebral afecta al desarrollo del cerebro a una escala sutil se inicia en las últimas fases del embarazo y prosigue a lo largo de los primeros años de vida”
Efectivamente, los primeros años de vida son cruciales en esta influencia del ambiente sobre la conexión neuronal porque es una etapa donde se están formando éstas: unas serán seleccionadas y otras, por su no uso, descartadas.
Si el ambiente ha sido carenciado en cuanto a ausencia de una experiencia de apego seguro durante un tiempo prolongado y en una etapa llamada periodo sensible (con lo que esto conlleva: satisfacción de las necesidades físicas y emocionales, comunicación empática, etcétera), las conexiones neuronales puede que sean escasas. El autor Linden nos lo explica en su libro, afirmando que “…los entornos carenciales reducen la complejidad dendrítica (las dendritas es una parte de una neurona que normalmente suele conectar con otra neurona mediante otra parte de ésta llamada axón) de las neuronas en la corteza cerebral y el hipocampo” La corteza cerebral es un área del cerebro en el que residen las funciones psíquicas superiores como el razonamiento, el juicio, la conciencia... El hipocampo es una estructura cerebral que cumple un papel fundamental para la memoria.
Ahora sabemos que a pesar de que existen periodos sensibles para el desarrollo cerebral en el que éste es más plástico, la plasticidad es una característica que se mantiene toda la vida. Con lo cual, los niños carenciados pueden recuperarse y avanzar en el desarrollo de distintas áreas como son el lenguaje, la cognición, la motricidad... La regulación emocional lleva más tiempo pero también es posible. Y esto es lo que nos da esperanza y lo que nos empuja a seguir trabajando con los niños día a día. Es muy importante ser comprensivos con estas carencias y evitar la sobreexigencia, entender que el niño necesita tiempo.
Está claro que una persona no es una rata, pero tenemos bastante en común y los resultados son extrapolables. Lo que este estudio pone de relieve es que un medio con graves privaciones, al menos por un espacio de tiempo, puede producir una reducción en la complejidad de los circuitos corticales. Y de aquí ha nacido una nueva disciplina que está cogiendo un inmenso auge: la epigenética o la modificación de los genes por efecto de las variables ambientales.
Por lo tanto, en el caso de los niños víctimas de entornos maltratantes y carenciados, el ambiente ha tenido un peso enorme, más que el de la herencia, me atrevería a decir. En el trabajo con los niños en la consulta, observas a lo largo de los años que estos niños tienen una serie de problemas y dificultades similares y todos comparten experiencias adversas en los primeros años de vida.
El cerebro es plástico, luego el niño puede ir recuperándose si se ponen los medios educativos y terapéuticos a su alcance. Pero el cambio y el avance son lentos. ¿Por qué? Yo creo que porque si de por sí ya cuesta sacar adelante a niños que no han vivido carencias o malos tratos (porque somos una especie que nace en unas condiciones de prematuridad enormes y necesitamos el acompañamiento largo de unos adultos que nos ayuden a llegar a ser), imaginémonos en el caso de que nos encontremos con un cerebro carenciado con pocas conexiones u otro con unas conexiones relacionadas con los aspectos más básicos de la supervivencia como son las respuestas de ataque o huida. Modificar todo esto lleva tiempo, paciencia, perseverancia y esfuerzo. Pero es muy gratificante porque estos niños tienen una serie de aspectos positivos que a uno le agradan y le sorprenden, son lo que son, sin dobleces.